Pegatinas en el buzón de una calle de Edimburgo. Foto: Edu Granados. |
Hace un año, uno de cada cuatro
escoceses no tenía decidida su postura respecto a la independencia y, según se
acerca el momento de votar (18 de septiembre), las dudas siguen rondando sus
cabezas. Hoy el número de votantes indecisos se acerca a los 771.000, según las
encuestas. Suelen ser aquellos que no se identifican con ningún partido
político, aunque, según Robert Liñeira, investigador en Ciencia Política de la
Universidad de Edimburgo, lo que caracteriza a estos votantes es que “muchos de
ellos quieren que Escocia continúe dentro del Reino Unido, pero con más poderes
que en la actualidad”. Como esa opción no está en la papeleta de voto del
referéndum, ambas campañas mueven las últimas fichas para ganar la partida.
Ante el temor de una victoria independentista, el jefe del Gobierno
británico, David Cameron; el vicepresidente del Ejecutivo, el liberaldemócrata
Nick Clegg, y el líder laborista, Ed Miliband viajaron el pasado miércoles a
Escocia para intentar convencer a los escoceses de que el resto del Reino Unido
quiere que se queden. Para la mayoría de los escoceses este “aterrizaje” llega
tarde y no supondrá un cambio de opinión respecto a su voto. “Vienen a falta de
una semana cuando tendrían que haber venido hace un año. Demasiado tarde”, se
queja Ryan.
Aún así, las propuestas y los discursos continúan a diario en las
ciudades más importantes de Escocia. Ambas campañas centradas en conceder más
autonomía y poderes a los escoceses: “el Sí
ha propuesto una ‘Independencia Light’. Es decir, proponen una Escocia
independiente, pero compartiendo la moneda, la reina o el mercado energético
con el resto del Reino Unido”, explica Robert. “A su vez, la campaña del No
promete que Escocia goce de más poderes fiscales o de mayores competencias en
políticas de bienestar en caso de que no se independice”. Aunque estas últimas
promesas han levantado ampollas entre los tories de Londres, que no lo ven tanclaro. Para Robert, una de las claves será si una Escocia independiente puede
utilizar o no la libra esterlina. “La insistencia permanente del líder
unionista, Alistair Darling, sobre esta cuestión parece que ha hecho menos
creíble el mensaje y ahora hay más escoceses de los que había hace un mes que
piensan que se trata de una estrategia electoral”.
Más de
4,2 millones de escoceses se han registrado para votar y de ellos 120.000 lo
han hecho en el último mes, cuando la campaña se ha puesto al rojo vivo. Los
registrados son el 97% de los electores, una cifra récord, sin precedentes en
ninguna elección escocesa. Aunque finalmente no todos ellos vayan a votar, se
preve una afluencia a las urnas altísima, en torno al 80%.
Cerca de 4,2 millones (cifra
record en la historia escocesa) de personas están registradas para ejercer su
derecho al voto, con un gran repunte en el mes de agosto, cuando los resultados
se han igualado. Aún así, para los comicios del próximo jueves se prevé una
asistencia del 80%. Ángel Morales es uno de ellos: votará, pero aún no sabe a
quién. “Mi caso es paradigmático de lo que ha sucedido en Escocia en el último
año. Mi inclinación particular sería hacia el No, puesto que cualquier
nacionalismo me inquieta de sobremanera. Pero, si te soy sincero, a día de hoy,
aún no sé qué votaré el jueves”, confiesa este arquitecto catalán con mujer e
hijos en Edimburgo. “La cabeza me dice que No, puesto que tengo serias dudas
que el Sí no ha conseguido aclarar. Aunque mi corazón apuesta por una Escocia
que podría enfrentarse a los problemas desde otra perspectiva, empezando de
cero”.
Los jóvenes de 16 y 17 años
también podrán votar. Ellos ocupan un 3% del electorado y, como Sarah, muchos
no han decidido su voto. Esta joven edimburguesa duda entre lo que escucha en
casa y lo que lee en las redes sociales (un 50% coincidirá con la elección de
sus padres, según un estudio). “Los jóvenes llevamos siguiendo desde hace
tiempo cómo se desarrolla el debate sobre la independencia. Estamos muy
sensibilizados. Creo que es porque este referéndum no se trata de partidos
políticos, sino de nuestro futuro. Somos conscientes de nuestra
responsabilidad”, explica Sarah. Según los expertos, esta “generación selfie” no será decisiva en el resultado, pero, con las
encuestas tan apretadas, todo puede pasar.
Daniel Domínguez (19), como estudiante de Cine y Políticas
en la Universidad de Glasgow, se ha estado preguntando durante todo el curso si
votará o no. “Hay diferencias claves entre ambas campañas que me hacen
decantarme por la independencia. Por ejemplo, con el tema del petróleo en el
Mar del Norte, el armamento nuclear (situado en el oeste de Escocia), la privatización
del NHS (Servicio Nacional de Salud con sus siglas en inglés) y el futuro de la
educación”. Cómo él, cinco mil españoles residentes en Escocia tienen derecho
al voto, mientras que 750.000 escoceses no votarán por vivir fuera. “Creo que
lo deberían decidir los escoceses y no un
español que ha llegado aquí a estudiar casi de rebote”, reconoce Dani.
“Aunque no es solo la independencia de Escocia lo que se vota. También es decir
no a las políticas que se toman en Londres y a una serie de medidas que se
están tomando en el mundo entero y más en Europa”. Finalmente, admite que, como
la mayoría de escoceses dudosos, decidirá el día antes del referéndum.
Según los sondeos, el apoyo a la independencia es menor entre las
mujeres, con un mayor nivel de indecisión. “Quiero una Escocia nueva, limpia y
más igualitaria, pero me da miedo que después de independizarnos salgamos mal
parados”, cuenta Isabelle (64) que votará Sí, yendo en contra de su marido e
hijos. Esta votante laborista reconoce que el papel de su partido es crucial,
puesto que históricamente ha dominado Escocia excepto en los últimos años y eso
ha creado divisiones respecto al voto. “Voy a decirte algo raro: quiero que
gane el Sí, pero votaré No. ¿Tiene eso sentido? No lo sé”.
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