sábado, 16 de marzo de 2013

"No conoces a alguien hasta que no viajas con él"


(VIERNES, 14 DE DICIEMBRE DE 2012)


ESTA ÉPOCA DE EXÁMENES ME HA REGALADO ESTE RECUERDO. 
(Artículo que escribí en la revista de mi instituto "Passo") Ahí va:


Profesor. Ésa profesión tan cercana y, a la vez, tan desconocida por los alumnos. 
Yo suelo decir que esta profesión se parece a la de un actor. El motivo es el siguiente: antes de que una compañía de teatro, cine, serie de televisión (o lo que sea) empiece a hacer una obra, a cada actor/actriz les dan un papel que puede ser de características parecidas a las suyas  mismas o totalmente opuestas. Al interpretar dicho personaje te comportas según un guión establecido, pero una vez quitado ese “traje” tu tienes tu manera de ser y de comportarte que, como ya he dicho antes, puede ser cercana o diferente al papel que tienes que representar.  No sé si me seguís…
En fin, a lo que me refiero es que muchas veces, no nos damos cuenta que detrás de la profesión de profesor hay una persona. Una persona que tiene su vida, su forma de ser, sus hobbies, sus manías, su propia familia... características y maneras de ver la vida que, posiblemente, compartimos y no nos damos cuenta.
Éste extraño símil, empezó a divagar por mi cabeza hace, aproximadamente, unas seis semanas, cuando gran parte de mi clase de francés volvimos a Madrid después de haber disfrutado cinco días en la capital de Francia, París. Un viaje que nos costará olvidar durante mucho tiempo debido a su enriquecimiento, no sólo cultural, sino personal. Dar las gracias, otra vez, a nuestro profesor de francés, que nos brinda la oportunidad de conocer al verdadero París.
No es la primera vez que se realiza esta actividad. Es la tercera. Estoy seguro de que si preguntásemos a cada alumno que ha vivido la experiencia no habría diferentes opiniones. Cada uno nos contaría sus anécdotas y experiencias sin poder evitar que sus mofletes se eleven.
 Además de todo esto, creo que todos hemos aprendido algo del viaje, que al fin y al cabo, es lo más importante. Todo eso se lo debemos a nuestro “profesor” de francés. Que nos dedicó unos días inolvidables. Lo hizo de una manera sincera, alegre y ejemplar. No existen más que palabras de agradecimiento para él.
La vuelta a la rutina ha sido dura. Nos deprime comparar Pinto con Paris. Podríamos hacer una lista con los pros y los contras de cada uno, pero ya sabéis cual sería el resultado. De todas maneras esa melancolía en la que ahora estamos sumergidos, es buena, es agradable. Dicen que lo bueno acaba, sino sería todo muy monótono.
En cuanto a la relación con nuestro profesor, no vamos a negar que hay un antes y un después. Es lógico. El viaje nos ha ayudado a coger más confianza, tanto con el profesor como con otros compañeros, y eso se ve reflejado en el día a día del instituto. Por ejemplo, si ahora coincides con él en el pasillo, no puedes evitar  pararte y dedicar unos cuantos minutos a hablar de los temas de la actualidad (cosa que antes era menos probable que pasara). Eso es algo que agradezco profundamente.
Una de las muchas oportunidades que nos ha dado este viaje a Paris, ha sido el encuentro con la persona que estaba detrás de ese “traje” de profesor.
Ahora recuerdo, un viejo proverbio árabe al que hizo referencia mi profesor, que decía: "no conoces a alguien hasta que no viajas con él".
     

"Liberté, Égalité, Fraternité"

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